La inspiración es una palabra desprestigiada por los románticos. Yo no la concibo como un estado de gracia ni como un soplo divino, sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio. Cuando se quiere escribir algo, se establece una especie de tensión recíproca entre uno y el tema , de modo que uno atiza al tema y el tema lo atiza a uno . Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban , todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado , y, entonces, no hay en la vida nada mejor que escribir . Esto es lo que yo llamaría inspiración.