Comer o ser comido. (De manera más actual: Dar o que te la den)
Hola, vengo a expresar mi opinión sobre lo que todo el mundo habla en las redes sociales de manera más o menos políticamente correcta, y con mucho cuidado.
Como este es MI blog, como no lo lee mucha gente y como me gusta expresarme en algún lado, voy a explicar lo que siento al respecto.
Hará dos meses, estábamos a cuatro cuadras de mi casa en auto. Llegamos a la esquina de La Rioja e Hipólito Yrigoyen y vemos a dos pibes contra una pared, y dos policías revisándoles las mochilas. En contraposición con lo que yo pensé ("¡Vamos! Al fin agarraron a un par, loco"), mi papá dijo "No los están tratando bien." por un golpe que le pegó un policía a uno de los pibes.
Paró el auto, y esperó. Los canas miraron el auto, y a toque dejaron de molestar a los pibes. Les siguieron revisando las mochilas, pero tranquilos. Mi papá arrancó, y empezó con sus abogadeces como "La policía no está para hacer justicia por mano propia. Si los pibes son procesados, se ve, pero tampoco existe pena en la Argentina que sea tortura, o castigo, y esos policías estaban hostigando y castigando a los pibes". Traté de alegar contra los pobres canas pero no había caso. La conversación se había terminado, con ellos condenados por haber tratado mal a los pibes. En mi opinión, un golpe en la nuca, que es lo que nosotros vimos, no era gran cosa, pero no había manera de discutir.
Y hace unos días, escucho una noticia por la tele. Un pibe robó una cartera en Rosario (o lo intentó) cuando unos vecinos lo agarraron y lo molieron a trompadas. El pibe se murió cuatro días después. (¿Correcto? Corríjanme si me equivoco)
No estoy a favor de que mates a alguien si te quiere robar. Si tuviese un arma, no saldría con la predisposición de cagar a tiros al primer pibe que me pida una moneda. Pero MOLESTA. A todos nos robaron alguna vez. Nos arrebataron algo en ese minúsculo instante que nos habíamos distraído, o peor, vinieron con un Tramontina, una lima, una navaja de nada a decirnos que les diésemos el celular o nos hacían boleta. Y la verdad, no sólo te vas con miedo de la escena (y en los peores casos, sin muchas otras cosas) sino que te vas con bronca y con impotencia de no poder hacer nada. Te agarraron, te amenazaron, y se fueron sin que vos te pudieses defender, paralizado por el miedo.
Gracias a Dios, no soy de las personas a las que alguna vez le robaron algo de manera violenta. Lo intentaron muchas veces, pero pareciera que soy reacia a abandonar las cosas que yo misma, con mi esfuerzo, me gane.
Vos imaginate. Viene un pibe, una piba, o cualquiera no muy intimidante a empezar con su discurso de sandeces, empezando con "¿Me das una moneda?", siguiendo con "¿No tenés monedas? Perfecto, dame el celular." y terminando con "Nosotros vivimos por acá, un chiflido y vienen veinte a molerte a palos". La realidad, es que nunca transito zonas inhóspitas. Trato de ir por calles donde esté lleno de gente, a pesar de que eso signifique desviarme varias cuadras de mi camino. Entonces digo que no. "No, pibe, no tengo nada". "No, no uso celular, no tengo nada para darte". Una vez, una mina hasta me agarró el cable de los auriculares, y me dijo, intimidante "¿No tenés celular? ¿Ésto que mierda es?". Y ahí entro en pánico, y mitad por miedo, mitad por bronca, les grito "¡No te voy a dar nada, loco!". Las pocas veces que me pasó, se fueron con bronca a buscar a otra alma desafortunada. Haciendo esta recapitulación de mis acciones, estoy reconsiderando lo que hago para la próxima vez.
Pero me revienta encontrarme situaciones así. Me revienta decir que no puedo salir de mi casa más allá de las 10pm si no estoy acompañada porque seguramente a esa hora alguien quiera hacerse de mi celular, de mi billetera, o Dios no lo permita, algo peor.
Y seguro que a vos, que estás leyendo esto, también te revienta. Porque, a menos que vivas en Beverly Hills o en algún lugar así de cheto donde lo material te cae del techo, a todos nos cuestan las cosas. Y si no te costó a vos, le costaron a tus padres. E independientemente de lo que cuestan las cosas, o si de te las logran sacar o no, es horrible la situación de impotencia de que te roben algo. Te sentís, y lo digo así de simple, como un/a pelotudo/a. Como un tarado/a que en el momento no pudo hacer nada más que doblegarse a un pendejo que con dos frases ya te sacó el celular y la billetera.
Voy a poner un ejemplo para no generalizar sobre la gente que roba.
El primer día de facultad, el año pasado, salí y en la esquina de mi casa me encontré con un nene que no tenía más que 8 años. "¿Tenés una moneda?". Justo tenía una moneda de dos pesos en el bolsillo, entonces se la di. Frustrado, porque pensó que le iba a decir que no, me dijo "No, dame un billete.". Le dije que no tenía nada, obvio, y crucé la calle. Me siguió, diciéndome "Dame plata porque te pego acá nomás". Independientemente de lo ridículo de su amenaza, la suerte hizo que me tocase el bolsillo del pantalón para encontrar, sorpresivamente, cinco pesos. Se los dí. El nene los miró y cuando llegamos a la esquina se quedó parado. Al cabo de unos segundos, me corrió, me agarró del brazo y me dijo "Comprame un yougurt, por favor".
Entiendo todo lo que puede tener atrás ese chico. Tal vez no tiene otra chance, tal vez no tiene otra posibilidad para salir al paso. Pero desde que somos nenes, nos enseñan, o aprendemos con la vida lo que es lo propio y lo ajeno. Y deberíamos todos tener un poco de respeto por lo ajeno, si no las cosas, la vida ajena. No pasa así, porque te roban, te matan.
"¿Cómo pretendés que alguien que considera que su vida no vale ni dos pesos, considere que la tuya vale más de dos pesos?". Eso dijo nuestra amada presidenta. A pesar de estar correcta en la teoría, está justificando, frente a todo el pueblo argentino, que un chorro te mate. Sé que para ellos la vida no vale nada, pero como seres humanos tienen que saber valorar la vida ajena, mínimo.
Los chorros te hacen pasar un mal rato. Son la cosa que más odio de la sociedad, porque están en todos lados, te amenazan y te están esperando en todas las esquinas. Se dividen en grupos, arman una estrategia para agarrar a alguien en cierta esquina, y en vez de usar esas estrategias para trabajar, te roban. Te sacan lo tuyo para venderlo. ¿Y sabés qué es lo más triste? Que la gente lo compra. Incluso vos mismo lo comprás, porque en vez de comprarlo nuevo por dos mil pesos, sabés que en Once lo venden a 1200. Robado, obvio.
Vuelvo a repetir que no estoy diciendo que salgo a la calle con ganas de escupir y matar chorros. Estoy diciendo que si te robaron, y tenés la posibilidad, ¿no vas a querer hacerle pasar un mal rato? ¿No vas a querer devolverle ese miedo que te produjo, esa bronca, esa impotencia? Yo estoy segura de que sí.
Es HORRIBLE matar a alguien. Te debe quedar en la conciencia toda tu vida, y un poco cada día te debe volver el recuerdo de esa persona y de cómo provocaste su muerte. No hablo de "la máquina de matar chorros" como tantas veces muchas gente piensa (me incluyo, en alguna que otra charla boba con amigos). Hablo de encontrarlo y enseñarle. Enseñarle que no podés hacerle eso a la gente. Enseñarle lo que se siente ver llegar a alguien y que se te encoja el corazón, que tu cerebro piense a 200Km/h una ruta para escapar, para salir del paso. Cruzar de vereda y que ahí también haya uno de ellos. Doblar en la esquina y que también te estén esperando. Finalmente, ir al inevitable encuentro en el cual te amenazan, te meten miedo y al final salís derrotado y sin nada que hacer.
Aunque se me presentase la posibilidad, no mataría a nadie. Pero hacerles pasar un mal rato, a algunos les hace falta.
Frase de mi mamá: "Tu postura es: No matarlos, pero bajarle un par de dientes".
Y sí, la verdad que sí.
PD: La nota de opinión me quedó fea, violenta y mi opinión, en sí, es políticamente incorrecta y muy controversial. Jej.
Como este es MI blog, como no lo lee mucha gente y como me gusta expresarme en algún lado, voy a explicar lo que siento al respecto.
Hará dos meses, estábamos a cuatro cuadras de mi casa en auto. Llegamos a la esquina de La Rioja e Hipólito Yrigoyen y vemos a dos pibes contra una pared, y dos policías revisándoles las mochilas. En contraposición con lo que yo pensé ("¡Vamos! Al fin agarraron a un par, loco"), mi papá dijo "No los están tratando bien." por un golpe que le pegó un policía a uno de los pibes.
Paró el auto, y esperó. Los canas miraron el auto, y a toque dejaron de molestar a los pibes. Les siguieron revisando las mochilas, pero tranquilos. Mi papá arrancó, y empezó con sus abogadeces como "La policía no está para hacer justicia por mano propia. Si los pibes son procesados, se ve, pero tampoco existe pena en la Argentina que sea tortura, o castigo, y esos policías estaban hostigando y castigando a los pibes". Traté de alegar contra los pobres canas pero no había caso. La conversación se había terminado, con ellos condenados por haber tratado mal a los pibes. En mi opinión, un golpe en la nuca, que es lo que nosotros vimos, no era gran cosa, pero no había manera de discutir.
Y hace unos días, escucho una noticia por la tele. Un pibe robó una cartera en Rosario (o lo intentó) cuando unos vecinos lo agarraron y lo molieron a trompadas. El pibe se murió cuatro días después. (¿Correcto? Corríjanme si me equivoco)
No estoy a favor de que mates a alguien si te quiere robar. Si tuviese un arma, no saldría con la predisposición de cagar a tiros al primer pibe que me pida una moneda. Pero MOLESTA. A todos nos robaron alguna vez. Nos arrebataron algo en ese minúsculo instante que nos habíamos distraído, o peor, vinieron con un Tramontina, una lima, una navaja de nada a decirnos que les diésemos el celular o nos hacían boleta. Y la verdad, no sólo te vas con miedo de la escena (y en los peores casos, sin muchas otras cosas) sino que te vas con bronca y con impotencia de no poder hacer nada. Te agarraron, te amenazaron, y se fueron sin que vos te pudieses defender, paralizado por el miedo.
Gracias a Dios, no soy de las personas a las que alguna vez le robaron algo de manera violenta. Lo intentaron muchas veces, pero pareciera que soy reacia a abandonar las cosas que yo misma, con mi esfuerzo, me gane.
Vos imaginate. Viene un pibe, una piba, o cualquiera no muy intimidante a empezar con su discurso de sandeces, empezando con "¿Me das una moneda?", siguiendo con "¿No tenés monedas? Perfecto, dame el celular." y terminando con "Nosotros vivimos por acá, un chiflido y vienen veinte a molerte a palos". La realidad, es que nunca transito zonas inhóspitas. Trato de ir por calles donde esté lleno de gente, a pesar de que eso signifique desviarme varias cuadras de mi camino. Entonces digo que no. "No, pibe, no tengo nada". "No, no uso celular, no tengo nada para darte". Una vez, una mina hasta me agarró el cable de los auriculares, y me dijo, intimidante "¿No tenés celular? ¿Ésto que mierda es?". Y ahí entro en pánico, y mitad por miedo, mitad por bronca, les grito "¡No te voy a dar nada, loco!". Las pocas veces que me pasó, se fueron con bronca a buscar a otra alma desafortunada. Haciendo esta recapitulación de mis acciones, estoy reconsiderando lo que hago para la próxima vez.
Pero me revienta encontrarme situaciones así. Me revienta decir que no puedo salir de mi casa más allá de las 10pm si no estoy acompañada porque seguramente a esa hora alguien quiera hacerse de mi celular, de mi billetera, o Dios no lo permita, algo peor.
Y seguro que a vos, que estás leyendo esto, también te revienta. Porque, a menos que vivas en Beverly Hills o en algún lugar así de cheto donde lo material te cae del techo, a todos nos cuestan las cosas. Y si no te costó a vos, le costaron a tus padres. E independientemente de lo que cuestan las cosas, o si de te las logran sacar o no, es horrible la situación de impotencia de que te roben algo. Te sentís, y lo digo así de simple, como un/a pelotudo/a. Como un tarado/a que en el momento no pudo hacer nada más que doblegarse a un pendejo que con dos frases ya te sacó el celular y la billetera.
Voy a poner un ejemplo para no generalizar sobre la gente que roba.
El primer día de facultad, el año pasado, salí y en la esquina de mi casa me encontré con un nene que no tenía más que 8 años. "¿Tenés una moneda?". Justo tenía una moneda de dos pesos en el bolsillo, entonces se la di. Frustrado, porque pensó que le iba a decir que no, me dijo "No, dame un billete.". Le dije que no tenía nada, obvio, y crucé la calle. Me siguió, diciéndome "Dame plata porque te pego acá nomás". Independientemente de lo ridículo de su amenaza, la suerte hizo que me tocase el bolsillo del pantalón para encontrar, sorpresivamente, cinco pesos. Se los dí. El nene los miró y cuando llegamos a la esquina se quedó parado. Al cabo de unos segundos, me corrió, me agarró del brazo y me dijo "Comprame un yougurt, por favor".
Entiendo todo lo que puede tener atrás ese chico. Tal vez no tiene otra chance, tal vez no tiene otra posibilidad para salir al paso. Pero desde que somos nenes, nos enseñan, o aprendemos con la vida lo que es lo propio y lo ajeno. Y deberíamos todos tener un poco de respeto por lo ajeno, si no las cosas, la vida ajena. No pasa así, porque te roban, te matan.
"¿Cómo pretendés que alguien que considera que su vida no vale ni dos pesos, considere que la tuya vale más de dos pesos?". Eso dijo nuestra amada presidenta. A pesar de estar correcta en la teoría, está justificando, frente a todo el pueblo argentino, que un chorro te mate. Sé que para ellos la vida no vale nada, pero como seres humanos tienen que saber valorar la vida ajena, mínimo.
Los chorros te hacen pasar un mal rato. Son la cosa que más odio de la sociedad, porque están en todos lados, te amenazan y te están esperando en todas las esquinas. Se dividen en grupos, arman una estrategia para agarrar a alguien en cierta esquina, y en vez de usar esas estrategias para trabajar, te roban. Te sacan lo tuyo para venderlo. ¿Y sabés qué es lo más triste? Que la gente lo compra. Incluso vos mismo lo comprás, porque en vez de comprarlo nuevo por dos mil pesos, sabés que en Once lo venden a 1200. Robado, obvio.
Vuelvo a repetir que no estoy diciendo que salgo a la calle con ganas de escupir y matar chorros. Estoy diciendo que si te robaron, y tenés la posibilidad, ¿no vas a querer hacerle pasar un mal rato? ¿No vas a querer devolverle ese miedo que te produjo, esa bronca, esa impotencia? Yo estoy segura de que sí.
Es HORRIBLE matar a alguien. Te debe quedar en la conciencia toda tu vida, y un poco cada día te debe volver el recuerdo de esa persona y de cómo provocaste su muerte. No hablo de "la máquina de matar chorros" como tantas veces muchas gente piensa (me incluyo, en alguna que otra charla boba con amigos). Hablo de encontrarlo y enseñarle. Enseñarle que no podés hacerle eso a la gente. Enseñarle lo que se siente ver llegar a alguien y que se te encoja el corazón, que tu cerebro piense a 200Km/h una ruta para escapar, para salir del paso. Cruzar de vereda y que ahí también haya uno de ellos. Doblar en la esquina y que también te estén esperando. Finalmente, ir al inevitable encuentro en el cual te amenazan, te meten miedo y al final salís derrotado y sin nada que hacer.
Aunque se me presentase la posibilidad, no mataría a nadie. Pero hacerles pasar un mal rato, a algunos les hace falta.
Frase de mi mamá: "Tu postura es: No matarlos, pero bajarle un par de dientes".
Y sí, la verdad que sí.
PD: La nota de opinión me quedó fea, violenta y mi opinión, en sí, es políticamente incorrecta y muy controversial. Jej.
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