Desde hace unos días que escribo puras boludeces. Escribí una cosa linda sobre mis viejos y ni siquiera lo subí, soy un desastre, no sé en qué mundo estoy. En el País de Nunca Jamás donde van las cosas nunca encontradas, los niños perdidos, y la mente de la gente que vuela con la imaginación.

Sé que yo digo que soy feliz conmigo misma. Y en cierto aspecto lo soy, me gusta como soy interiormente, me gusta la música que escucho, me gusta ser como soy, me gusta portarme como me porto y me gusta ser tan loquita e hiperactiva a veces. Me gusta sentirme especial en ese sentido, porque tengo la desgracia y la dicha de tener sonrisitis, esa enfermedad en la que no podés dejar de sonreír, decís boludeces, saltar, bailar, cantar, reírme a carcajadas y no poder parar, y otros mil síntomas horribles éstos que acabo de decir. Créanme, es una enfermedad horrible, te ponés roja y sos demasiado feliz. Se cura con golpes en la cabeza, pero eso también a veces me tienta más. En fin, enfermedad terrible, terrible si las hay.

Sé que yo digo que soy feliz conmigo misma, y lo soy, pero sólo en lo interior. En el exterior hay mil cuestiones que no me cierran, no me gustan, no.

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