Página en blanco

El terror de una página en blanco. Ese silencio que espera nuestro discurso, espera una palabra nuestra. Espera, y espera. Espera y nos observa acusadoramente, expectantes a que se rompa la monotonía. El terror de un escritor al presentarse con todo ese universo de posibilidades por delante, y una vaga idea, en el mejor de los casos, de hacia donde enfilar. Pero los derroteros de una página en blanco pueden llevarnos hacia cualquier lado. Hacia caminos vertiginoso por los cuales no llegamos a nada, o por una lenta y progresiva escalera hacia el cielo. Subir, bajar, retroceder, confiar en los propios instintos, dejarse llevar por el viento o medir palabra por palabra los pasos que damos. Nada está dicho, no hay caminos certeros a la hora de quebrar el silencio de una página en blanco.